sábado, 30 de mayo de 2015

La vuelta de los replicantes.


Mi abuela no vio atacar naves en llamas más allá de Orión, ni Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Solo una guerra civil que enfrentó a la familia, arder Santander por encima de las montañas y, sí, vio cosas que vosotros no creeríais. No todo se perdió como lágrimas en la lluvia. Pasé a su cuidado largas temporadas. Me daba la paga, me consolaba cuando lloraba y me enseñó a ponerme en el lugar de los demás. Algunos de sus momentos siguen vivos en mí.

La recuerdo un día de playa, hace ya demasiados años, completamente turbada. No era de aspavientos pero, para el ojo "experto" de quien había estado tanto a su cuidado, era obvio... y novedoso. Yo, un niño curioso, quería saber. Ella, aunque reacia, confesó.

-Nosotros escandalizamos a nuestros mayores con nuestra ropa, costumbres y modales -así empezó, nunca lo olvidaré- y ahora nos toca sentirnos incomodados. Así debe ser.

Hizo recuento de las "escandalosas" costumbres de aquella juventud. Cierto que rechazó algunas maneras, por falta de respeto a los demás, y que hablar con tantos latiguillos le parecía vacío y estúpido, pero casi nada condenó. Era solo moda, un pudor distinto al que le habían inculcado. Repasó los hitos en la indumentaria femenina de baño, comentando que cada uno había causado indignación, con cierta ironía pues ella y mi abuelo fueron pioneros en sus días. Caí en la cuenta de qué le había puesto colorada, ahí donde estábamos. Luego acertó algunos pronósticos de moda femenina, y por último me advirtió.

-Vosotros alborotaréis a vuestros mayores, y llegará el día en que los jóvenes os lo hagan a vosotros, pero recuerda que a ellos también les pasará.

Ella se fue temprano, quizá en el peor momento. Apenas pudo verme provocar -¡Esa moda extranjerizante!- y eso poco le gustó. Luego me hice nudista. No creo que me inmunice, pero me llevo el placer de nadar desnudo.

Cuando algo me llama la atención o alguien se indigna, hago repaso. ¿Es distinto en el fondo a lo que hacíamos nosotros, o solo en forma o grado? ¿Perjudica a alguien? No todo armoniza con cómo fui enseñado pero, gracias a ella, poco hay que realmente me incomode. Ya veremos, si Dios me da tiempo.

En mi loco mundo los niños están para tentar y aprender los límites, y los jóvenes para tentar y aprender a emanciparse de ellos. Mientras no hagan daño, así debe ser ¡Un beso, abuela! ¡Te quiero!

miércoles, 4 de febrero de 2015

El vino de mi abuelo.

Mi abuelo materno tenía ocupaciones relacionadas con el agro. Le regalaban bastante vino que tenía en altos botelleros de la despensa. Esto me trae recuerdo de un par de anécdotas, que son ciertas y vienen con moraleja.

Recuerdo la primera como si lo viera ahora. En casa de mi abuelo dejaban todos la televisión -un armatoste como un mueble- para ir al comedor a ver el reto. Allí esperaba mi padre, sentado a la mesa. Los demás esperaban de pie, alguno asomando desde el pasillo. Mi abuelo salía de la despensa. He de decir que tenía gran capacidad escénica. Un aire sencillo y solemne, muy digno, una trascendencia que hacía dar un admirado gracias a las propinas más pequeñas que he conocido.

Traía la copa en una bandejita y se hacía el silencio. Mi padre hacía lo suyo. "Por el color..." empezaba, identificando rasgos. Seguía analizando con calma y concentración, nombrando matices del primer olor, el segundo, los reflejos. Explicaba el significado de alguno, acotando gradualmente una uva y una zona concretas. Tras paladear un par de veces, resolvía vino y añada.

Todos miraban a mi abuelo. Sin un gesto ni palabra, volvía a la despensa y traía la botella. Una vez más, mi padre había acertado. Quien más se alegraba era yo, admirado y aliviado. Alguna vez hizo vino, pero su suegro no le ponía caldos cercanos ni fáciles.

La otra es de Peñíscola. Mi abuelo había decorado los armarios del comedor con botellas seleccionadas. Durante mi infancia nos miraron desde lo alto, insignes. Un verano mi abuelo cayó en la cuenta ante una buena cena. Vinos excelentes estarían malográndose. Bajó la elegida lamentando que podía ser demasiado tarde, y descubrió que alguien ya lo había pensado mucho antes. Solo quedaban enteras las pocas que no habían rebasado su expectativa de vida.

Tras la sorpresa, se alivió. Alguien había tomado la decisión correcta. Peor hubiera sido abrir las botellas y ver echados a perder tan buenos trabajos.

Conocía bien a mi abuelo, alguna temporada viví en su casa. Creo que sabía que mi padre memorizaba las botellas de su despensa, colándose disimuladamente, y que aún así pocos podrían acertar sin ver cuál era la elegida. Creo que sabía que mi padre se había bebido la mayoría de las de la playa, salvo para las que fue tarde y alguna otra. Mi abuelo era un loco admirable que creía en la preparación personal. No se conformó con una sola carrera, y se esforzó en que sus hijos estuvieran preparados. Estudio y preparación ante el gran reto. La otra moraleja, por si no se nota, es que el vino es para beberlo. Al igual que la vida es para vivirla, y ambos tienen un objetivo. La simple ostentación deja envases vacíos; o peor, agriados por dentro.

domingo, 25 de enero de 2015

Derecho a la discriminación.

Aún queda quien lo vivió. No pocos campos de concentración donde personas eran tratadas de forma infrahumana, a menudo hasta la muerte, y leyes de segregación que eran esclavitud encubierta. Por lo que sabemos, las comunidades que sustentaban esto eran inocentes en general. Ignoraban las consecuencias últimas, eran víctimas de la corriente, no mataban personalmente, etc. Se limitaban a mantener una opinión, nada más.

Hay opiniones que a priori parecen injustas pero están basadas en evidencias objetivas y frecuentemente avaladas por la ciencia. Lo objetivo y la ciencia son verdades superiores a cualquier prejuicio. Transmitir su sabiduría es necesario, un derecho de todos los humanos, libre y sin límites. Las ideas no matan. La libertad está por encima de todo, es aséptica. Si "otros" lo llevan a sus consecuencias, no es culpa de la libertad de ideas.

Gracias a la libertad, a lo objetivo, a la ciencia pura sin injerencias ni moralinas, hoy los continuadores de "la religión es el opio del pueblo" y "Dios ha muerto" pueden seguir opinando sin límite de forma ni alcance. Son el corazón mismo del progreso, lo moderno, lo bueno que tiene occidente. A pesar de retrógrados empeñados en retrasar un futuro ideal, en coartar la libertad basándose en anquilosadas normas de respeto y obsoletas de educación.

Quedan locos en este mundo. Con enorme ceguera, a veces culpable, pretenden frenar la evolución. Lo que es peor, aún intentan limitar la libertad. Sin escrúpulo alguno, consiguieron colar entre los derecho humanos restricciones a los mismos ¿Cómo se pueden constreñir los derechos de la humanidad? Así, se firmaron los instrumentos legales de los Derechos Humanos. Un Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y otro de Derechos Civiles y Políticos. Este último dice:
Artículo 19.
1. Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones.
2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; (...) 
 Pero sigue
3. El ejercicio del derecho previsto en el párrafo 2 de este artículo entraña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas restricciones que deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesaria para:
a) Asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás;

Por si fuera poco, se infiltraron en el Comité de Derechos Humanos de la ONU, empeñados en no dejar margen de duda. En 2011 aún insistían, con la observación general Nº 34, sobre el artículo 19 (libertad de opinión y libertad de expresión):

-Alcance:
28. (...) El término "derechos" comprende los derechos humanos reconocidos en el Pacto y, más en general, en la normativa internacional de los derechos humanos. (…) La expresión "los demás" puede referirse a otras personas a título individual o como miembros de una comunidad, por ejemplo a una comunidad definida por su fe religiosa o a un grupo étnico.

-Marco moral:
32. Como señaló el Comité en su Observación general Nº 22, ‘el concepto de moral se deriva de muchas tradiciones sociales, filosóficas y religiosas; por consiguiente, las limitaciones impuestas con el fin de proteger la moral deben basarse en principios que no se deriven exclusivamente de una sola tradición’. Estas limitaciones han de entenderse en el contexto de la universalidad de los derechos humanos y el principio de no discriminación.

-Necesidad:
33. (…) el Comité ha considerado que el Estado parte había cumplido el principio de necesidad al trasladar a un puesto no docente a un maestro que había publicado material en que expresaba hostilidad respecto de una comunidad religiosa, para proteger el derecho y la libertad de los niños que profesaban esa creencia en un distrito escolar

No es lo mismo disparar que marcar el blanco. Sin embargo en mi loco y a veces irónico mundo, aún quedan locos que creen en el respeto a los derechos y dignidad de los demás, dentro de la variedad de creencias y opiniones, razas, etc.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Una caaaña con limón y una de berbereeechos!
(Puerta de nostalgia)

Querido loco:

Estoy melancólico, nostálgico. Cierran la nueva Los Espumosos, en Zaragoza. Ya no miro siempre hacia delante. Vuelvo la vista atrás, será la edad. Naturalmente, la que añoro es la mítica cervecería de Independencia, y me consta que no soy único entre los de mi quinta.

Desde niño era estación obligada en el paseo dominical de mi familia, en ello insistía con toda ilusión. Lugar mágico, un misterioso palacio de incógnitas dimensiones donde todo estaba cerca y lejos, era luminoso y confuso, íntimo y populoso... Entre el humo, que ascendía a los altos techos con el lánguido movimiento de los ventiladores, se entreveía su señorial decoración de espejos y columnas ornamentados. Los camareros, aquellos de antes tan amables y elegantes, cantaban comandas sobre el tumulto de conversaciones. Todo era opulencia, sabor y alegría. Hasta el suelo lucía, como era preceptivo, su cubierta de peladuras, palillos y servilletas de fino papel.

Mi padre –ese héroe infalible- encontraba mesa entre las sombras de la siempre abarrotada y sonora cervecería, como un milagro. Siguiendo la magia, compartíamos un lugar íntimo, donde la luz y el humo permitían distinguir poco más allá de nuestra mesa, y el bullicio confundía cualquier palabra que no fuera próxima. Comenzaba el desfile, como un ballet de Tchaikovsky, servido en cristal y loza blanca.

En Los Espumosos me dejaron probar mi primera cerveza. Una caña con limón como solo he tomado allí. Hecha con buen jarabe, no con refresco. Me consta que no se han olvidado su ensaladilla o los calamares. No eran tubo de pota, tan común en nuestras barras, sino calamares de calidad. Aún hoy busco desesperado ácido acético -que rebajo con ginebra- solo para aderezar berberechos de lata, cuando quiero darme un homenaje. Para mí es un verdadero lujo, una visita a los auténticos Espumosos que disfruto con el alma. Un viaje a la magia y el misterio, a la ilusión y al asombro que aún guardo en un rincón infantil de mi corazón.

Cosas del progreso. Cerraron aquella y se trasladaron al paseo Sagasta. Conservaron gran parte de oferta, con su calidad. La nueva era indudablemente grande -dos pisos- más iluminada, menos íntima y nada elegante. Cambiaron la madera y el bronce modernistas por pintura y lacado verde. Todo quedaba expuesto en su fría luz, impoluto. Nada acolchaba el murmullo, privado de las cantinelas de los camareros. Se fue el misterio, la calidez, la magia… y los berberechos de lata.

Tapeando en la sala de espera de un moderno hospital. Me siento como Winston al final de "1984", agradeciendo a papá estado -nuestro Gran Hermano- que tutele nuestra vida. Ni siquiera importa no poder fumar. El humo no tiene nada que velar, tan solo flotaría crudamente hasta la rejilla de un aire acondicionado.

Entraba ocasionalmente a la fría cervecería de Sagasta, como quien va al cementerio a reavivar recuerdos. Lo importante eran aquellos momentos familiares, no la calidad de las consumiciones, la profesionalidad de los camareros o el increíble ambiente. Con todo, compadezco a las nuevas generaciones. Agoniza la hostelería. Leyes, impuestos y beneficios hacen lugares menos atractivos. No me extraña que acaben bebiendo en calles y parques, como vecinos de un pueblo semiabandonado.

En mi loco mundo, los jóvenes han decidido que ya se ha perdido demasiado. Se lo gastan en el mejor alcohol que pueden –y lo disfrutan libres- en vez de pedirle venenoso garrafón a un maleducado –rodeado de matones- en un local insulso, incómodo y lleno de limitaciones. No cejéis, muchachos, hasta que os devuelvan la magia que nosotros disfrutamos. ¡Marchaaando!

NOTA. Las puertas de la evocación, a veces puertas de la nostalgia , son entradas que publicamos a la vez distintos blogeros en sus respectivos blogs.

Fue inspirado por una amiga - la que dije en mi texto anterior- que me animó a escribir y publicar lo que hoy he contado. Ella también participa, su entrada es esta:


http://miette-lafeeauxmiettes.blogspot.com/2010/09/puertas-de-la-nostalgia-i.html

domingo, 5 de septiembre de 2010

Puertas de la evocación.

Hola, loco.

Creo que era Benjamín Franklin, con humor científico, quien dijo que dos traslados equivalen a un incendio. Entre lo que se tira, rompe, pierde o ya no vale… lo único que te ahorras es el olor a chamusquina. El caso es que terminamos el segundo traslado en menos de dos años. Me queda una montaña de libros para los que aún no tengo sitio. Mi mujer se queja de que llenan las vitrinas, pero los prefiero a cualquier adorno.

Ordenando el trastero, para dejar provisionalmente algunos, se hace repaso de la vida. Qué cantidad de recuerdos guardamos. Nos negamos a abandonarlos porque nos devuelven un poco del pasado, de nuestra vida. No nos damos cuenta, pero también estamos llenos de recuerdos dormidos, que vivimos inconscientemente.

Podemos ser conscientes de que el rostro de una prima, por ejemplo, es clavado a ese busto de la abuela que ha estado años mirando al ficus. El busto, mi abuela ya... También las fotografías son saltos directos. Sin embargo, nuestra cotidianidad está llena de pequeñas cosas que son recuerdo inconsciente de algo. Costumbres, gustos, lugares, incluso personas por las que tenemos especial preferencia. Sin darnos cuenta, nos atan a momentos vividos. Los llamo puertas de la evocación.

Un inciso. Me molestan aquellos que justifican su mal comportamiento hacia alguien, basándose en que es natural que haya quien les caiga mal sin motivo aparente. Quien antepone los instintos a su humanidad es sencillamente un animal. Ocurre, caen mal, pero solo hay que detenerse y reflexionar para descubrir porqué. En mi caso, siempre había una explicación de la que el interesado solía ser inocente. Como esos nombres que nos gustan o no -aunque sean raros o populares respectivamente- porque los relacionamos con personas.

Volviendo al lado positivo. A mi parecer, esas evocaciones son más importantes que los recuerdos directos. Influyen en nuestra forma de ser porque las llevamos dentro, siempre. No las podemos meter en un marco o dejarlas sobre un mueble. Nos dan pequeños alivios, permitiéndonos evitar la uniformidad que impone la obligación diaria. Nos hacen únicos y personales, humanos. Quiero poner alguna de mis puertas especiales entre mis quejas, de vez en cuando.

Especialmente ahora. Tengo la suerte de conocer a una admirable escritora que hará lo mismo. En parte, ella me ha ayudado a entender esto. Con un estilo breve y sencillo, siempre encantador, deja en su blog un rastro de miguitas –es "La Fée aux Miettes"- que nos lleva a mundos que merece la pena encontrar. A veces hace pensar y otras solo disfrutar.

La vida actual es cada vez más impersonal y apresurada. En mi loco mundo aún hay personas capaces de regalarnos pensamiento y belleza, siendo así de refrescantes: "Yo sueño con hormigas, me piden que les haga una foto. Mientras, oigo el suspiro de las mariposas…"

jueves, 2 de septiembre de 2010

Las Joyas del reality.

Hola, loco.

Pido disculpas a quien esperara mayor continuidad. He sido operado –ya estoy bien, gracias- y he estado de vacaciones. Ahora no dispongo del mismo ordenador, apenas puedo leer el blog y no podré responder a vuestros amables comentarios.

Una amiga me sugirió que incidiera en los temas de educación, de cortesía concretamente. Para mí es un tema tangencial, que ha de salir entre mis quejas. Importante, sin ser principal. Por ello, me agradó la idea de "Las Joyas de la Corona". Me causó buena impresión la versión anglosajona.Como ya dije, la buena intención es la base de la buena educación.

Lo que vi en la primera entrega no me convenció. Mal empezamos, si Josemi Rodríguez-Sieiro es referencia. Dejando aparte que siempre me han dado repelús los ultra-conservadores con pluma, que no me cuadran. Quizá sea prejuicio mío, exagerado por mi aversión a la hipocresía. Tiene esa actitud sobre-actuada de… nariz arrugada, tendencia a valorar las cosas económicamente y otros detalles desagradables. Precisamente había aquí denunciado la mala educación que delatan. Sobre la ropa, la mayoría se habrá dado cuenta. No se viste para estar acorde a la situación y al resto de invitados, lo hace para destacar. Incluso pareciera que lo hace para quedar por encima, sobre todo cuando insiste en que su ropa es mejor. Según la definición clásica no viste -ni se comporta- elegantemente.

La persona elegante no peca de exceso.
La elegancia también es una actitud personal, que acompañada de naturalidad permite alguna excentricidad, pero no todas constantemente. Por cierto: dar lecciones de educación y estilo a quien no las espera, corrigiéndole en publico, es impertinente y terriblemente maleducado.

Así, no vi la segunda entrega. Me había quedado la sensación de una escuela de nuevos ricos o de petimetres, de los que hacen reír en ciertas reuniones si no sacan los pies del tiesto. Sin embargo vi la tercera. En ella oí a don Liberto dar claves sobre el verdadero sentido de la buena educación, también oí algo similar en boca de doña Mariasela Álvarez. Buenos consejos, destinados a mejorar a los jóvenes alumnos desde lo profundo, que no solo les convertirán en personas educadas –si los asimilan- sino mejores personas, incluso personas de éxito.

Las enseñanzas de otros profesores adquieren valor en este contexto positivo. Las de doña Bárbara de Senillosa , incidiendo en un nada desdeñable respeto a los demás, toman autentica dimensión. Lo digo a pesar de la actitud que tiene, hiriente en ocasiones ¿Soy el único al que le recuerda a aquella doña Alicia de "Curso del 63"? Ser cortante con un subordinado irrespetuoso –que es lo que son algunos alumnos- puede ser justo y necesario, pero hay que dosificar mucho y no presionar gratuitamente. Especialmente cuando se es ejemplo personal, y en este caso son el único modelo para sus alumnos.

En este punto el balance es positivo, incluso teniendo en cuenta la actitud de Nacho Montes, aún más hiriente aunque nazca de la buena intención. Sin duda, como profesor en una academia de este tipo, hay cosas que debe decir a sus jóvenes. No le falta razón, valor para asumir el papel de "hueso", e incluso acierto. Otra cosa es que presione demasiado y no sea modelo en las formas, se pasa. Respecto a su validez en la materia concreta que le ha tocado… solo diré que si el antes mencionado Josemi volviera a hacer de muñeco de ventrílocuo, Nacho Montes no desentonaría de pie, detrás suyo, metiéndole la mano por detrás. La mano, señores, por favor, castamente.

Carmen Lomana es educada y predica actitudes positivas, como no darle a las cosas valor por el precio ¿Sería así sin recursos ilimitados? Como ejemplo vital, no la pondría de máximo modelo ni aunque los alumnos estuvieran podridos de dinero.

Un inciso. Conozco suficientes, criados en ambientes exclusivos, para asegurar que la forma de hablar de la directora no es el resultado del botox o un error de quirófano, como dicen malas lenguas. Algunos realmente hablan así de exagerado. Es acento que queda en distinto grado. De hecho, hay quien habla con cierta normalidad teniendo hermanos con ese defecto. Su forma extrema no es necesaria para nada que no sea marcar diferencias, quien de joven se sintiera inseguro. A partir de cierta edad es prácticamente incorregible. Intentar imitarlo en serio –hay quien lo hace- es penoso: se nota y queda aún más ridículo.

He estado viendo capítulos y, al final de cada uno, expulsaban –groseramente, por una trampilla- a un alumno. En los que he visto, desechaban a jóvenes comedidos, discretos, prudentes y alguno incluso aplicado. Salvan repetidamente a concursantes que demuestran –con hechos, no con palabras de última hora- no tener mínima intención de darse el más leve pulido, ejemplos de zafiedad y desprecio a los demás. Hasta se introducen nuevos alumnos de su cuerda. Como dicen los programas que ponderan "Las Joyas de la Corona", son los que más juego dan. A los otros se les da aviso: queremos verte más participativa, más interactiva, más real… menos contenido… Al final, se ve que es falso, que es solo maquillaje, que es otro "reality show" donde lo que prima es armar escándalo –llámenlo polémica- y dar (el) espectáculo.

¡Ah! Pero a este mundo hipócrita llega la bendita locura, y en mi loco mundo hay alumnos que se quedan con lo que vale, con la esencia, y dan una lección de dignidad a los profesores. Los dos últimos no se resignaron, no cedieron, perdieron adrede la prueba final –incluso ayudando a su oponente- y se marcharon con la cabeza bien alta. Superando nervios y bisoñez, dejaron clara su postura con toda educación  y sin estridencias, sin faltar pero con rotundidad. Bravo.

P. D. Por cierto, a los que han visto el programa, se cometen errores. Por ejemplo, en uno de esos exámenes finales dieron por bueno que un tenedor sin cuchillo  se coloca a la izquierda.

miércoles, 5 de mayo de 2010

La buena educación.

Hola, locos.

Parece que viene a cuento el tema de la educación, así que me voy a desquitar un poco. No voy a reivindicar la vieja usanza, aunque ya hablé de recuperar el respeto y primacía del enseñante, eso sí…

La educación de nuestros menores se ha alargado bastante y aún así no llega. Bien están desterradas las listas de afluentes o de reyes godos, pero tenemos generaciones que ignoran dónde están los ríos principales o qué diantres era un godo. A cambio, no saben ni quién era Abderramán III, ahí es nada. Dejando aparte los romanos - organizadores de occidente- desde la llegada de los pueblos germánicos hasta la definitiva caída de los musulmanes hay diez siglos, diez. En diferentes momentos de este transcurso, nuestros antepasados llegaron a la cumbre de occidente en distintos campos. Un legado para el mundo que atestigua nuestra valía y que pasará al olvido. Solo como ejemplo, véase el caso de los visigodos y el Derecho.

Reconozco que hay temas más necesarios en la vida moderna, con nuevas asignaturas, pero es importante tener fe en la propia capacidad como pueblo y nuestro pasado no es solo bélico, ni mucho menos regional o autonómico. En todo caso la educación no debería quedar ahí. La sociedad, el trabajo, reduce el contacto de padres e hijos. Niños que ya no disponen ni de su madre para atender constantemente la educación diaria.

La educación física no es solo aprender a hacer ejercicio, disciplinarse o aceptar la victoria y la derrota. Es importante conocerse, fortalecer el carácter y aprender a mejorarse, pero también lo debería ser aprender a vivir con salud. Más allá de los “deliciosos” comedores públicos, que antes enseñaban a comer “de todo”-por no decir cada cosa… - hay una educación pendiente sobre la salud. Las posibilidades alimentarias son mayores, por fortuna, y crean verdadero peligro si hay abuso, por no hablar de otras ofertas más peligrosas.

Sin querer relacionarlo, paso a la educación sexual. Antes era algo más que misterio, era tabú. Hoy no lo parece. De hecho es raro que no haya sexo en televisión. Lo prefiero al gran tema del séptico arte: la violencia (asesinos, guerras, monstruos). Imposible apartar a los jóvenes de películas, series, internet, etc. Tampoco por esconder la cabeza va a desaparecer el riesgo. Luego vienen los embarazos no deseados –en aumento- por no hablar de enfermedades sexuales y conflictos psicológicos o emocionales. Evidentemente es un tema sobre el que hay que formar, hoy más que nunca.

Espíritu. Denuncié la mala calidad de la educación que recibí en este campo, por parte de religiosos. Nos ciega la aversión que cierta iglesia ha fomentado, en muchas generaciones, contra todo lo que tenga que ver con la religión. Una vez más volvemos al mal uso de algo bueno, que no justifica su supresión sino su corrección. Hay países de intenso laicismo (que rechazan toda colaboración religiosa) en los que sectas de todo tipo hacen su agosto, incluidas perniciosas ¿Por qué? Olvidamos nuestra más obvia naturaleza. El ser humano tiene esa necesidad. Por más sociales y evolucionados, no somos simples animales luchando por sobrevivir. No en nuestro corazón. Si dejamos un vacío en el campo espiritual la vida no tiene medio sentido. Cualquiera podría aprovechar ese vacío.

Creo que hoy el riesgo es mayor que antes. Lo mínimo sería explicar al completo lo ético y moral, y descriptivamente lo espiritual. El no creyente que no encuentre otra cosa, que sepa que existe buena educación religiosa que lo puede hacer perfectamente, distinta a aquella que denuncié de miedos y pecados. Los más señalados librepensadores y ateos tuvieron educación religiosa y no les impidió ser como fueron.

Por último, llegamos a la gran “maría”. No es extraño que lo sea, ya que hay mucha confusión sobre lo que es cada cosa en este tema. Además, durante años buena parte de aquellos que debían servir de ejemplo, no lo eran en absoluto. Quizá por ello, el mal uso (sí, otra vez) ha hecho que pierda crédito para algunos. Hablo de la cortesía, urbanidad, también llamada buena educación. Aquellos que lo vean superficial y tengan hijos que formar, que reflexionen. Una formación correcta, también en esto, abre puertas, allana caminos, da auto-confianza y aprecio personal; el descuido patente, cierra puertas.

La buena educación no se manifiesta poniendo cara de acelga, como pretenden algunos, depreciando superficialmente lo ajeno por su origen. Al contrario, la principal actitud es el aprecio y la buena fe. Precisamente, gran parte de las anécdotas con que alaban a algunos reyes y grandes personajes, revelan su buena educación y no otra cosa. Aquellos que les atribuyen una supuesta campechanía no han comprendido la verdadera naturaleza de la cortesía. No me acaban de gustar las palabras urbanidad y cortesía, pues no creo necesario haberse criado en una ciudad o en la corte, pero cortés –según el DRAE- es atento, comedido, afable, urbano. Sirva de ejemplo. Lo importante no es el protocolo, lo es la actitud personal.

Tal vez merece capítulo aparte. He visto muy mala educación en quien ha recibido muy cara educación, que no tiene nada que ver. Es decepcionante lo mal que se enseña, en general, sobre algo tan sencillo. Por no empezar incidiendo en lo esencial, se complica y desvirtúa lo demás. La principal regla de educación, que debería enseñarse, es ponerse en el lugar de los demás y tratarles como desearíamos que nos trataran. Asumido así, lo demás viene en consecuencia. El protocolo y la etiqueta son otra cosa, se refieren al ceremonial, y son secundarios.

Como siempre, me alargo demasiado. Lo dejamos así: la buena educación no es la más cara, es la más completa y la que forma a las mejores personas. En mi loco mundo, el personal prefiere relacionarse con las mejores personas, y eso hace la vida de todos un poco mejor.

Un abrazo.